lunes, 19 de julio de 2010

Vía estrés, por Alfredo Sánchez

Para su columna "Pelos y señales" en Público-Milenio


Sé que ya se ha dicho casi todo con relación al polémico y tristemente famoso proyecto de la “Vía Estress”. Pero, en virtud de que soy vecino de la zona por donde supuestamente pasará, me siento tentado a insistir sobre el asunto.

Por supuesto que este tema me ha dado también muchos momentos de diversión: por ejemplo, cuando me llegó el célebre –y censurado– video donde los expertos hacen polvo la supuesta solución vial; cuando escuché en Radio Universidad las palabras del gobernador donde, hace no mucho, despotricaba respecto de ese tipo de soluciones urbanas: claro, entonces de lo que se trataba era de defender el Macrobús a toda costa; cuando leí al ex asesor Herbert acusando a los opositores de “mal-nacidos-hijos-de-padilla”; cuando me llegaron correos donde me recuerdan el caos vial de ciudades como Los Ángeles o Houston –con todo y sus modernísimos freeways– o donde me hablan de la mentira que es poner a Corea como ejemplo –la vía express de Seúl se demolió desde hace 5 años y ahora es un área verde de ocho kilómetros de largo y 400 hectáreas de extensión total, orgullo de los coreanos–.

Hace poco hicimos en el programa radiofónico que conduzco, el ejercicio de preguntar a los oyentes su opinión acerca de este proyecto. El resultado fue interesante y las propuestas variadas: desde quien habla de la creación de trenes suburbanos de acuerdo con el modelo de Madrid; quien pone el dedo en la llaga al evidenciar el despropósito de pensar en vías “primermundistas” cuando hay calles y transporte público del cuarto mundo; quien se refiere al tramposo tema del “financiamiento privado”; quien habla de la realización de proyectos como éste a espaldas de los ciudadanos; quien insiste en la posibilidad de un parque lineal en esa misma zona.

Y si bien recibimos un par de opiniones a favor del proyecto, la mayoría iba en sentido contrario, tal y como lo escribí párrafos antes: muchas ideas, aportaciones e indignaciones de quienes no ven con buenos ojos la mentada vía.

Ignoro si después de todo el vendaval las autoridades seguirán neceando con el proyecto, pero destaco, en contra de la opinión del señor Taylor, el crecimiento de una ciudadanía que quiere vivir de otra manera y que no está dispuesta a permitir que el deterioro siga como hasta hoy.

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